El camino de San Salvador a su paso por Cuadros
Uno de los principales itinerarios culturales europeos es, sin duda, el Camino de Santiago, que ha jugado y sigue jugando en la actualidad, un destacado papel en la construcción cultural de Europa.
En tiempos de Alfonso II, se descubre en un remoto paraje de Galicia, entre luces nocturnas y otros sucesos difíciles de explicar, los retos de un viejo sepulcro que la tradición local relaciona con el apóstol Santiago. Pronto la noticia llega a Oviedo y hacia el año 829, el rey Alfonso II decide visitar con su séquito tan prodigioso enclave. Se inician así las peregrinaciones al lugar que, desde entonces, es bautizado como Campus Stellae, el campo de las estrellas, Compostela.
El apoyo que sucesivos Papas dan a esas primeras manifestaciones piadosas, y las indulgencias y privilegios que se pueden obtener al venerar el sepulcro de Santiago, hacen que los desplazamientos a Compostela movilicen a gentes de toda Europa en un camino de fe sin precedentes, que sigue vigente en la actualidad.
De entre los numerosos caminos, variantes y ramales empleados para llegar a Compostela, Oviedo siempre tuvo un protagonismo especial. De allí partió el Rey Casto en la primera peregrinación, instaurando el que ahora se conoce como Camino Primitivo. Pero además, en la Cámara Santa de la catedral ovetense se custodian valiosas reliquias que fueron objeto de veneración desde la Alta Edad Media. Entre ellas, posiblemente las más destacadas sean, según el inventario efectuado en época de Alfonso VI, el que la tradición considera el sudario de Cristo, que cubrió su rostro tras la crucifixión; un fragmento de su túnica y una astilla de la Vera Cruz.
Así, cuando la frontera con los musulmanes se consolida al sur del Duero y la corte se traslada a León, el Camino Francés, pasa a ser el principal eje de las peregrinaciones jacobeas. Pero pronto se impulsa una ruta que, desde León, permitía a los peregrinos visitar al Salvador en Oviedo, para proseguir después a Compostela. Y así se fraguó en boca de peregrinos francos la canción que dice “Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y deja al Señor”. San Salvador de Oviedo pronto se convierte en el segundo centro de peregrinación medieval de la Península y la ruta por el puerto de Pajares, en una de las más importantes alternativas posibles desde el Camino Francés, el más conocido y transitado.
Hoy, el camino de San Salvador es un recorrido histórico, cultural y religioso que ofrece, además, paisajes sorprendentes y garantiza un íntimo contacto con la naturaleza.
El Camino de San Salvador a su paso por el municipio de Cuadros
El Camino de San Salvador parte de la capital leonesa, a la altura de San Marcos, donde se ubicó un antiguo hospital de peregrinos. Allí se separa del Camino Francés para dirigirse hacia el norte, siguiendo el curso ascendente del río Bernesga. En tierras leonesas discurre por los municipios de Sariegos, Cuadros, La Robla, La Pola de Gordón y Villamanín de la Tercia, provincia que abandona por el puerto de Pajares, entre paisajes sobrecogedores, para acceder ya a territorio de Asturias.
En gran parte de su trazado, el Camino transita por antiguas calzadas romanas, que siempre estuvieron muy vinculadas al actual municipio de Cuadros. En muchos de sus pueblos se mantiene la tradición jacobea en la advocación de sus iglesias, como es el caso de la iglesia de Santiago en Lorenzana, la del Salvador en Cabanillas o la de San Martín en La Seca. También en ermitas, como la de La Magdalena en Cuadros, refieren esa vieja relación, extendida quizá por las órdenes militares encargadas de velar por la seguridad en los caminos. No eran pocos los hospitales, ya desaparecidos, de los que se tiene constancia en la documentación histórica, que ofrecían refugio y atención a los caminantes. El de san Martín en La Seca o el de santa Lucía en Cascantes pueden servir de ejemplo; en ocasiones, como en Cabanillas, el hospital era atendido por una antigua cofradía, todavía existente, que tiene su sede en la ermita del Cristo de la localidad.
A su paso por Cuadros, el camino sigue un trazado suave, con ligeros desniveles en los pasos más próximos al río que, poco a poco se suaviza. Discurre siempre por la margen izquierda del río, entre zonas despejadas, praderas y bosques de roble y encina que ocupan de forma diferencial las orientaciones más favorables; junto al cauce, el bosque de ribera ofrece sombra y frescura, que se agradecen sobre todo en verano.
El camino entra en Cuadros por el paraje conocido como La Encinal, topónimo bastante descriptivo; las tierras rojas erosionadas por el río dominan el paisaje, aunque sus tonalidades ocres se mimetizan con el verde del arbolado. Aunque ahora la primera localidad que encuentra el peregrino es Cabanillas, antaño las fuentes indicaban la llegada a Valdecastro, donde se levantó el monasterio de San Tirso y, un poco más allá, a Villalbura, localidad desaparecida en el último siglo y medio, que contaba con pocas casas y mucho terreno dedicado a la ganadería. Cerca ya de Cabanillas, todavía se intuyen las ruinas de lo que fue otro antiguo cenobio, San Pelayo, donde se escondieron de los musulmanes las reliquias del santo durante su traslado a Oviedo. Esta zona ofrece ahora a los caminantes una fuente y una mesa a la sombra, que sirven de punto de descanso; no lejos, disponen también de un buzón para registrar sus impresiones.
Pero es en Cabanillas donde, en la actualidad, el peregrino encontrará refugio en su albergue, el único con que cuenta el municipio. Se perpetúa así una larga tradición hospitalera, ya que en el hospital de Cabanillas, todos los peregrinos eran tratados como iguales. A su llegada, se les lavaban y curaban los pies y, además de cama y comida, se les ofrecía alimento para la siguiente jornada en el camino. El hospital, atendido por la cofradía del Bendito Cristo, debía contar para su sustento con el apoyo de distintas instituciones religiosas tanto de León, como de diversas localidades del contorno.
Siempre hacia el norte, la senda prosigue algo alejada del cauce, a media ladera, salvando las sucesivas vaguadas y cárcavas que el agua ha ido excavando en la pendiente. Desde algún otero, las vistas del río, de los pueblos y de la vega permiten apreciar uno de los paisajes propios de estos tramos iniciales del Camino, antes de que su trazado se haga más agreste y empiece a manifestar el aspecto montañoso que, más al norte, le caracterizará.
Avanzando poco a poco se alcanza el puente de La Seca. Para acceder al pueblo hay que cruzar el río, pero el camino continúa, siempre por su margen izquierda, en dirección a Cascantes. Al descender junto al Bernesga, las manchas de roble y encina dan paso a la feraz vega fluvial; entre tierras de labor y praderías se alcanza la carretera, casi en el mismo punto donde un puente permite cruzar el río. Así se llega a Cascantes, el último pueblo de Cuadros junto al camino. Su calle Real exhibe un interesante conjunto de casas tradicionales, casi todas de dos plantas, levantadas con canto rodado y ladrillo, aunque observando con detalle, todavía hay algunos muros de adobe y tapial. La iglesia de San Pedro y una fuente con agua abundante mitigarían el esfuerzo de no pocos caminantes durante siglos.
Al abandonar Cascantes, el Camino de San Salvador se dirige a La Robla alternando las veredas y algún tramo de carretera. Por el pago de Valmediano, una pared de conglomerados ubicada frente al Pozo de Celada, se llega a la ermita de Nuestra Señora de Celada. Pero ese es ya, otro hito del camino…
Hasta aquí, la vegetación ha mostrado un marcado carácter mediterráneo; las encinas son la mejor prueba de ello. Pero de aquí en adelante, sobre todo al pasar La Robla, el clima se torna más húmedo y la proximidad de la cordillera Cantábrica hace presagiar un rotundo cambio en el paisaje: poco a poco se impone la montaña y su influencia atlántica y el camino se torna más agreste y dificultoso, hasta franquear Arbas del Puerto y las colladas de Pajares.
Tramo del camino en Cuadros: 11,6 kmTiempo estimado: 3 horasDificultad: bajaInicio/fin: Cabanillas-Cascantes
RECOMENDACIONES
- Es aconsejable llevar ropa y calzado apropiados
- Aunque en el recorrido existen algunos manantiales y fuentes, se recomienda llevar agua
- Por respeto al entorno evite dar voces y llevar aparatos con ruidos estridentes
- La recogida de residuos es costosa en estas zonas. Procure llevar su basura de regreso y depositarla en contenedores.
- Cuando en la zona haya ganado, no deje suelto a su perro, puede asustar a los rebaños
- Conviene protegerse del sol utilizando sombreros o gorras y protectores solares
- Los cambios climáticos en la zona pueden ser bruscos. Prepare el camino con antelación; lleve siempre algo de comer en la mochila y extreme las precauciones, sobre todo con climatología desfavorable