Cabanillas de la Jurisdicción

cabanillas

Situado en la margen izquierda del Bernesga, Cabanillas es un pueblo tranquilo que ha sabido conservar, en gran medida, su sabor tradicional, con su caserío agrupado y sus tejados de teja árabe. Muy vinculado con el jacobeo camino de san Salvador, es al Salvador a quien dedicada su iglesia parroquial, quizá para reforzar su vínculo con la catedral de Oviedo, destino de los peregrinos que por aquí transitaban y que, desde hace unos años, vuelven a hacerlo. La iglesia es una sólida construcción de los siglos XVII-XVIII, ubicada en la parte alta del pueblo, a cuyos pies se ha habilitado ahora el albergue para peregrinos. En ella se conserva un interesante retablo fechado en 1777, así como unas pinturas murales en distinto estado de conservación.

Poco se sabe del origen de Cabanillas. Su nombre podría aludir a la existencia de zonas de pasto con cabañas donde los pastores pudieran resguardarse, que terminarían por constituir el pueblo. La idea no es descabellada pues en la documentación medieval aparece referido como Cabaniellas o, en un documento de 1076, como Capaniallas, diminutivo latino de capanna o cabaña.

En el pueblo se mantiene una antigua cofradía de la que se tienen constancia desde 1444. Sus estatutos recogen la función de atender a los peregrinos que circularan por la zona y darles hospitalidad, así como la de ayudar a los necesitados y prestar apoyo a las familias de los cofrades fallecidos. La cofradía sigue vigente en la actualidad y tiene su sede en la ermita del Santo Cristo de la Vera Cruz, una sencilla construcción con fábrica del siglo XV, aunque se cree que fue levantada sobre otra anterior románica, que podría haber servido como eremitorio. Es en la remodelación efectuada en 1910, cuando la ermita adquiere su actual aspecto, con su inconfundible fachada de ladrillo. En ella se custodia una imagen de san Pelayo, que la tradición relaciona con el desaparecido cenobio de San Pelayo, fundado en la Edad Media no lejos de la localidad.

En sus proximidades se conserva también una fuente, posiblemente del s. XVIII, aunque profundamente restaurada; como la ermita, se levanta al pie del Camino de San Salvador.

La cofradía y el pueblo celebran su fiesta el día de la Cruz de mayo con una sentida procesión. Aunque la fecha acostumbrada era el 3 de mayo, se ha trasladado al segundo domingo del mes, para facilitar la asistencia de todos los vecinos que están fuera. Al finalizar los actos religiosos, la cofradía ofrece a los asistentes el tradicional escabeche y vino de a tierra, quizá para rememorar su antigua vinculación con la hospitalidad jacobea…

En el pueblo predomina una arquitectura tradicional con muros y fachadas de canto rodado trabajado que alternan con lienzos de tapial o adobe. Este sistema constructivo indica la transición de la piedra al barro. Un paseo por la localidad permite descubrir rincones singulares y una buena representación de estas construcciones, con frecuencia de dos plantas, que en la superior todavía conservan los corredores de madera.

El Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico elaborado por Madoz en 1850 refiere que Cabanillas era, por entonces, un lugar con montes y sin arbolado, llano y fértil por el Bernersga “que le ameniza un tanto”. En él se producían grano, legumbres, lino, cáñamo, pastos y ganado, así como alguna caza y pesca.

El pueblo conserva aún alguna de sus presas tradicionales, como la de “La Peral”, para riego, que comparte con La Seca o la de “Los Molinos” compartida con Cuadros. Antaño existía otra que daba servicio a una fábrica de Luz, por lo que recibía el nombre de presa de “La Luz o de las Las Escabichas”; para generar electricidad se usaba solo por la noche; así durante el día se podía empleaba también para regar.