Colonia de cigueñas de Santibañez

Colonia de cigueñas de Santibañez

Las riberas y sotos del Bernesga, y la proximidad de los propios pueblos, ofrecen un hábitat idóneo a multitud de aves. A la altura del municipio de Cuadros, el río ha calmado sus aguas y el cauce se abre paso en una vega bien estructurada ocupada hoy por un mosaico de fincas, prados, tierras de labor, setos y linderos que, a pesar de su origen humano, ofrecen numerosos enclaves para iniciarse en la observación de aves.

En Santibáñez del Bernesga, la presencia de varios chopos de buen tamaño ha propiciado la ocupación de muchos de ellos por varias parejas de cigüeña blanca, que han instalado allí sus voluminosos nidos. Se trata de una de las colonias de cigüeña blanca más numerosas de León.

La colonia se asienta en las proximidades del pueblo; se accede a la zona por pistas agrarias, tanto desde el caserío, como desde la carretera entre Santibáñez y Campo.

La cigüeña blanca es el ave más característica del entorno de Santibáñez. Se trata de una especie de gran tamaño y aspecto inconfundible, cuyas poblaciones sufrieron un intenso declive a lo largo de las décadas de los setenta y de los ochenta pero que, en la actualidad, están completamente recuperadas.

Especie migratoria, tras su retorno de África mediado el invierno las parejas se afanan en reparar sus nidos o preparar uno nuevo; durante el apareamiento, pasan mucho tiempo en ellos y, tras la puesta, antes del nacimiento de los polluelos, la incubación ocupa a ambos progenitores, que permanecen mucho tiempo echados.

Los nidos de la cigüeña son estructuras de gran tamaño. Para construirlos, emplean ramas y tallos de diversas plantas, que colocan con esmero, aunque también restos de otros materiales que encuentran por la zona, incluidos residuos humanos.

Los propios nidos de las cigüeñas sirven de cobijo a otras especies de pequeño tamaño, como el gorrión molinero, que utiliza los recovecos que dejan estas grandes estructuras para anidar. Se trata de una especie muy parecida al gorrión común, aunque en la parte superior de su cabeza exhibe un color marrón chocolate característico. Muy gregario, forma bandos numerosos que se desplazan a lo largo de áreas de matorral o entre las sebes.

Otro gorrión propio de estos ambientes es el gorrión chillón, que prefiere zonas donde se mantienen las prácticas agrarias y ganaderas tradicionales. Se ven con frecuencia por el entorno de los pueblos, en los tejados, muros y cercas de separación de las fincas.

En las zonas más arboladas de la vega es muy fácil observar el vuelo ondulante, muy característico, del pito real. Se trata de un pájaro carpintero de tonos verdosos, con el obispillo amarillo y el píleo rojizo. Muestra una larga bigotera, que en los machos es rojiza, mientras que en las hembras muestra tonos pardos muy oscuro o negro. Aunque no se deje ver, resulta muy fácil de detectar por su peculiar reclamo, similar a un relincho, que les da el nombre popular de relinchón.

En las zonas donde la vegetación clarea, es muy sencillo observar a la inquieta lavandera blanca de característicos tonos blancos, grises y negros y su larga cola; o, con algo más de suerte, a la lavandera cascadeña que, a diferencia de la anterior, prefiere el curso del río y se distingue de ella por sus tonos amarillos.

En estos ambientes del soto ribereño la lista de especies de aves es muy amplia; no pueden faltar en ella el ruiseñor bastardo, que se identificará sin problemas por su melódico canto, el chochín, el petirrojojilguerosverdecillos y un largo etcétera. En zonas con abundancia de matorrales o entre las sebes no es raro detectar la presencia estival del esquivo alcaudón dorsirrojo, que pasa el invierno en África.

Por el contrario, en invierno no resultará difícil ver pescando en el río a la garza real, de buen tamaño, que remontará el vuelo en cuanto detecte nuestra presencia.

El milano negro es una rapaz habitual de estas zonas circundantes a la vega del Bernesga. Con frecuencia anida en el soto ribereño o en las choperas de repoblación, pues en estos entornos encuentra todos los recursos que precisa para sacar adelante a su prole. La proximidad de los pueblos hace frecuente en la zona a la lechuza común, que captura en la vega todo tipo de micromamíferos que le sirven de alimento.